estabamos cansados y caminabamos sin rumbo por las calles empedradas de un viejo Madrid incapazes de hablar y mirarnos como dos jovenes culpables,la noche se hacia notar cuando la luna y las estrellas desprendían su maximo esplendor,, nos paramos al lado de una solitaria farola y pudimos contemplar por segunda vez nuestros ingenuos rostros,sin remediarlo tus tiernos y perfectos labios hicieron compania alos mios era una sensación extraña y ala vez agradable de comprensión y simpatia eramos como dos niños inconscientes que habian descubierto la palabra amor
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